La única organización del mundo con carácter realmente universal es Naciones Unidas (ONU) . Ella se ha convertido en el principal foro para abordar las cuestiones que trascienden las fronteras nacionales y que no pueden ser resueltas por un país que actúe en solitario. En su última reunión, planteó diecisiete objetivos que debería el mundo tratar de tener resueltos, o en vía de solución, hacia el año 2030. Son objetivos muy ambiciosos, pero muy interesantes, y por los que vale la pena luchar y tratar de poner nuestro granito de arena en su solucion [1] .
¿Cuáles son esos objetivos?
- Fin de la pobreza.
- Hambre cero.
- Salud y bienestar.
- Garantizar una educación inclusiva y de calidad y proponer oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
- Igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
- Agua potable y saneamiento.
- Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna.
- Trabajo decente y crecimiento económico.
- Construir infraestructuras resistentes, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación.
- Reducir la desigualdad en y entre los países, garantizando que nadie se quede atrás.
- Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes [2] y sostenibles.
- Garantizar modos de consumo y producción sostenible.
- Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climatico y sus efectos.
- Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos.
- Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación de las tierras, detener la pérdida de la diversidad.
- Promotor de sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
- Revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
Digamos unas palabras sobre el primer objetivo: poner fin a la pobreza, en todas sus formas y en todo el mundo, es algo complejo y bien difícil, pero indispensable. Si bien es cierto que el nivel de pobreza en el mundo tendrá del 36 % en 1990 hasta el 10 % en el 2015, no podemos olvidar que la pandemia del covid-19 empeoró las cosas. De tal manera que más de 700 millones de personas, es decir, el 10 % de la población mundial, aún vive en situación de extrema pobreza, con dificultades para satisfacer las necesidades básicas como la salud, la educación, el acceso al agua y al saneamiento. En el 2016, menos del 10 % de los trabajadores del mundo vivían, con sus familias, con menos de 1.90 dólares por persona.
Las metas de las Naciones Unidas para el 2030, en el punto señalado, entre otras cosas exigiría erradicar la pobreza extrema en el mundo y lograr protección social para todos, logrando una amplia cobertura para los pobres y los más vulnerables. Hoy la pobreza no se ve sólo en los países más pobres, también se ve en los países desarrollados. Hay hoy 30 millones de niños que crecen con bajos niveles de pobreza en países ricos. Y ¿por qué hay tanta pobreza en el mundo?, se preguntarán algunos. Los motivos son varios, entre otros el desempleo, la exclusión social, las guerras, los desastres naturales, las enfermedades y otras causas, que impiden a muchas personas ser productivas. El año pasado que tuve la suerte de visitar mi familia política en Francia, e ir a algunas ciudades de Italia; me impresionó la gente que vimos pidiendo limosnas ya algunos durmiendo en las calles. Por los años ochenta eso no se vio.
Alguien podría preguntarse, ¿por qué el que no es pobre tiene que preocuparse por la pobreza de los otros? Entre otras cosas, porque, como seres humanos, nuestro bienestar está vinculado al de las otras personas. Por otra parte, con el aumento de las desigualdades se perjudica el desarrollo económico y se socaba la cohesión social, lo cual incrementa las tensiones políticas y sociales y, en muchos casos, impulsa la inestabilidad y los conflictos. Y así podremos seguir analizando cada uno de los diecisiete puntos señalados por Naciones Unidas, si queremos vivir en un mundo sostenible [3] .
El Fondo Mundial para la Naturaleza anuncia que anualmente se perderán de 11 a 15 millones de hectáreas de bosques tropicales, lo que significa una superficie superior a la de Austria. Sabemos que estos bosques sólo cubren el 7 % de la superficie terrestre, pero albergan más de la mitad de las especies vegetales conocidas, un 80 % de los insectos y un 90 % de los primates. Miles de esas especies vegetales no han sido estudiadas y podrían ofrecer valiosos productos para la curación de enfermedades, pues, a pesar de lo poco que se conoce sobre el valor terapéutico de las plantas, un 25 % de los medicamentos que se usan hoy en día en los países desarrollados contienen sustancias activas extraídas de plantas silvestres. Actualmente se talan, según dice el mismo informe, 50 000 kilómetros cuadrados de bosques tropicales cerrados,[4] .
Ante este desastroso panorama, podrían pensar algunos que sólo se trata de voces de alarma provocadas por los enemigos del progreso. Pero una sana filosofía insiste en el sentido que se tiene alertar sobre el peligro de que algún día la Tierra pudiera ser habitable, convencidos de que esta alerta debe darse cuenta cuando todavía es posible reorientar el sentido de la empresa científica y tecnológica [5 ] . Debemos, por lo tanto, tomar en serio las cifras que desde diversos ángulos nos llegan con acentos casi dramáticos. Ya lo decía nuestro filósofo Guillermo Hoyos, hace más de treinta años: “Es urgente tomar en serio las críticas reiteradas, desde diversas perspectivas, al proceso de desarrollo unilateral propiciado por una concepción estrecha de ciencia y tecnología” [6 ] .
[1] El presidente Gustavo Petro parece que ha tomado muy en serio este compromiso, pero sería bueno aconsejarle que vaya con calma. Que, si se toman malas decisiones en torno a quién debe dirigirse a ciertas empresas, ciertos ministerios, lo que podría acelerarse es la pobreza –primer objetivo para tener resuelto en el 2030–.
[2] La Real Academia de la Lengua española define la resiliencia, en la última actualización de su Diccionario , como la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversa”. https://dle.rae.es/resiliencia
[3] ONU (2015, 25 de septiembre). La Asamblea General adopta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Objetivos de Desarrollo Sostenible . https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/
[4] Butler, Rhett A. (2021, 5 de abril). La deforestación aumentó en todo el planeta en 2020. Mongabay . https://es.mongabay.com/2021/04/deforestacion-aumento-planeta-2020/ ; El Correo de la Unesco , 2019(3): Cambio climático y desafíos éticos . Unesco, julio-septiembre de 2019. https://es.unesco.org/courier/2019-3 ; https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000370032_spa/PDF/370032spa.pdf
[5] Revista Times (2022), dedicada a la “Tierra en peligro”, Planeta del año.
[6] Hoyos V., Guillermo (1991). Elementos filosóficos para la comprensión de una política de Ciencia y Tecnología. En: Colombia: el despertar de la modernidad. Bogotá, Carvajal, pág. 403.