Las Troyanas

Tierra mala, tierra mala, tierra mala: no lo vuelvas a hacer.

Fredy Yezzed

 

 

Las fotografías que acompañan el texto, son de Nicolás Jaimes Silva y Enrique Díaz, tomadas en distintas funciones de Las Troyanas.

 

Memoria expandida sobre nuestro proceso de creación teatral

 

El inicio exacto de esta historia se remonta al mes de julio de 2019, cuando en la lectura del libro Carta de las mujeres de este país (Escarabajo Editorial, 2019), del poeta Fredy Yezzed, no pudimos contener las lágrimas, un libro en el que las mujeres escriben a los desaparecidos de Colombia. Allí, en la que entonces era la sede de la Fundación Santandereana para el Desarrollo Regional, Fusáder, me encontraba con Manuel José Jaimes, director del Colectivo teatral Diente de León, quien se acercó al autor –sin palabras–. Manuel me pidió el libro que Fredy Yezzed me dedicó, así: “A Patricia Mantilla esta mano en el fuego y estas cartas que necesitan tu voz”. Lejos de imaginar que, un año después, algunos de estos poemas se volverían cuerpo colectivo que piensa, sangre y latido en la escena.

 

 

En marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia por covid-19, que por poco nos deja en La Habana, Cuba, al cierre del Laboratorio Internacional Traspasos Escénicos. Fue en ese momento, y ya de regreso a Bucaramanga, cuando, en medio del cierre obligado, Manuel José Jaimes participa en la Primera Convocatoria de Creación Teatral del Teatro Santander 2020, y su propuesta resulta una de las ganadoras, lo cual abrió una perspectiva distinta para dar continuidad a la creación de la pieza teatral. Así nacen Las Troyanas, con textos de su autoría y algunos poemas de Fredy Yezzed, un drama poético en el que cuatro mujeres regresan a la que fuera su tierra, y encuentran un lugar arrasado, lleno de recuerdos atroces. Retorno simbólico a una “Troya caída”, cuyo eje imaginario –ya que nunca se nombra el lugar–, es la masacre de El Salado.

 

Con el texto escrito inician los primeros encuentros virtuales del grupo, la lectura en voz alta y el reconocimiento de las actrices que harían parte del proceso creativo; inicialmente participan: Stephany Jiménez, Luz Alejandra Bravo, Claudia Ospitia, y quien escribe estas líneas. Luego, y gracias a una audición sugerida por el maestro Alfredo Angarita, se integra Dina Zaray Triana.

 

Poner el cuerpo frente a las cámaras causó una sensación extraña en cada una de nosotras, sabíamos que el laboratorio virtual no era teatro, pero sentíamos la necesidad de ejercitarnos “juntas”, así fuese en nuestros limitados espacios. El director encontró una técnica que fue llevándonos de forma “natural” al encuentro del cuerpo ~ voz.

 

Posteriormente, y ya de manera presencial, a través de una nueva audición, se suman al proyecto: Daniel Olarte, Silvia Echeverria y Tatiana Anaya. Si bien, en la actualidad, la obra cuenta con cuatro actrices y un actor en escena, todas aportaron su energía a la exploración colectiva, e incluso acompañaron algunas de las funciones.

 

La obra cuenta con música original, creada por el maestro Edgar Martínez Torres, Diego Núñez y Oscar Leonardo Vanegas. Hoy día, se suman: Gissella Andrea Cadavid y Diego Fernando Rueda.

 

 

 

 

De piedras calientes y otros nudos en la garganta

 

Dentro de la tradición de las estéticas restaurativas en Colombia, las artes escénicas han ido trazando su propio camino, un sendero de múltiples vertientes donde, quizá, se esté conformando un relato de país distinto. En Las Troyanas, las mujeres regresan con la intención de empezar de nuevo, regresan para no olvidar, y mientras componen la casa encuentran en los objetos nexos que las mueven a contar su historia. Al limpiar la casa, hacen lo propio con sus espíritus, es un encuentro con el perdón y la reconciliación que las llevará a dignificar la memoria de sus muertos.

 

Bitácora

 

Se aprende de la práctica teatral a entrenar el cuerpo y el músculo de la imaginación –como diría Nabokov–, se aprende, sobre todo, a sentir al otro como propio. Quisiera cerrar estas cortas líneas, con la bitácora de algunos momentos de nuestra exploración creativa al encuentro de los personajes de Las Troyanas: Hécuba, Políxena, Andrómaca, Casandra, Neivis, mujeres que escriben en al aire “cartas devastadas de amor”, siguiendo al poeta chileno Raúl Zurita.

 

El performance con el que abre la obra está a cargo de Claudia Ospitia, quien construye con sus acciones la espacialidad sobre la cual se inscribe la puesta en escena, “capa de realidad sobre el mundo para incorporarse a las imágenes y atmósferas que propone la pieza”, afirma. Su cuerpo es signo y marca del lugar que dispone la poética teatral de la obra.

 

Encontrar el cuerpo de Hécuba fue para Daniel Olarte una oportunidad de explorar y profundizar en lo que significa el cuerpo de una mujer anciana, su peso, su tempo, su mirada. Utilizar la relajación como técnica y entender que no hay una sola forma de habitar lo que, comúnmente, llamamos: “ser mujer”. La escucha atenta de las indicaciones de dirección y su deseo de hallar un impulso genuino para conducir sus pasos le han permitido ser ese personaje en el que confluyen todas las demás.

 

 

Para Luz Alejandra Bravo romper las divisiones artificiales entre cuerpo y voz, y entrar en contacto directo con acciones que la guíen hacia el personaje de Políxena ha sido un descubrimiento gradual que sigue reinventando, en el que el training riguroso y el arte de “repetir para no repetir” han sido claves. Encontrar la ternura en medio del dolor y experimentar la idea del perdón, ya no desde los ojos de la actriz sino del personaje, han sido hallazgos que siguen asombrándola.

 

En el caso del personaje de Andrómaca, el reto más grande para Dina Triana ha sido encarnar el cuerpo de una mujer adulta a la que le matan su hijo. Sostener este momento climático de la obra la llevó a un trabajo de focalización y direccionamiento de la energía, intenso. En sus palabras: “es una señora que padece esta historia tan fuerte y que, además, habla del victimario, desglosando, poco a poco, esa línea de tiempo que no solo sufrió ella sino también sus compañeras”.

 

Del personaje de Casandra, recalco el desafío personal que implica saber escuchar las pautas de dirección, transitar de la confrontación inicial a los acuerdos. Luego, la búsqueda corporal en el intento de diferenciar los cuerpos del personaje, un personaje que termina siendo tres cuerpos, ya que constantemente está oscilando en tiempos que van del pasado que se actualiza al presente en el que evoca, o en el que narra.

 

Finalmente, el trabajo de dirección de Manuel José Jaimes, quien ha creado una dramaturgia original sin concesiones con el público, en la que cada personaje expone un dolor particular, para transitar hacia un proceso de sanación, de transición de ese dolor hacia otra esfera, algo que él considera “sólo se logra a través del perdón, el verdadero perdón”.

 

Las Troyanas, Beca de Creación Teatral del Ministerio de Cultura 2021, con once funciones a la fecha, ha sido seleccionada para participar en el Festival Internacional de Teatro Citlaltépetl 2022, en Orizaba, Veracruz – México, durante el mes de octubre; de igual forma, circulará en varios festivales de teatro en el país.

 

Comunicadora social; actriz del Colectivo Teatral Diente de León

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