Mahecha: el río Grande, la USO y la Zona Bananera

noticia inaugural

En coautoría con el médico e historiador José Yunis , escribimos el libro Barrancabermeja: nacimiento de la clase obrera , publicado en 1986 bajo mi sello editorial Tres Culturas Editores.

 

Un libro de generosos recuerdos académicos de la Universidad Nacional de Colombia, del que hoy entrevero pensamientos de la época en este nuevo libro, centrado en nuevas investigaciones documentales alrededor de la vida y la obra del proyecto político de nación en el pensamiento de Raúl Eduardo Mahecha Caycedo .

 

Raúl Eduardo Mahecha no fue un conspirador ni un soñador, encarna su vida un pensamiento de nación.

 

Desentrañó la diferencia mental entre el país del río Magdalena y el país andino con su centro político en Bogotá. Su grandeza intelectual y de acción consiste en que optó por el país de los trabajadores del río, confrontando los enclaves coloniales de la Tropical Oil Company y la United Fruit Company bajo un claro concepto de modernidad.

 

Mahecha es, en esencia, la esencia del trabajo. Desde esa filosofía creó en Barrancabermeja la Sociedad Unión Obrera, hoy la Unión Sindical Obrera (USO), la organización sindical de los trabajadores de la industria petrolera.

 

Confrontó con una gran capacidad de acción a la United Fruit Company en la Zona Bananera, un emporio norteamericano que poseía su propia empresa para la construcción de barcos de transporte del banano de Centroamérica y la región del Magdalena en Colombia.

 

Los gobernantes de Colombia frente a los enclaves neocoloniales eran los siervos del imperio en un país doméstico.

 

Mahecha convocó todas las energías vitales de los puertos fluviales del río Magdalena, las estaciones del ferrocarril, maquinistas, comerciantes sirio libaneses, colonos y campesinos a construir el partido político del río, el partido de los trabajadores.

 

Y a su lado la inteligencia de su tiempo, ejerciendo una verdadera pedagogía de la dignidad y del trabajo. Nunca antes en la historia de Colombia se había generado un periodismo tan vigoroso en el río Magdalena. La Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Colombia conserva algunos de los ejemplares publicados en los puertos, especialmente en Girardot. Pero la empresa grande periodística de Mahecha la inició en Medellín con la Sociedad Luchadores y su semanario El Luchador , un periódico que convocó opinión con la misma fuerza que el periódico El Espectador de Luis Cano.Su gran fotógrafo, también de Medellín, Floro Piedrahita, inaugura en Colombia la visión fotográfica de las luchas sociales, como una prolongación revolucionaria de la lente de Melitón Rodríguez.

 

Mahecha fue un visionario de su tiempo. Su programa político propugnaba por la democratización de la propiedad de la tierra, el reverso de su nacimiento, el poder de la hacienda terrateniente y su estructura militar herencia del marasmo colonial.

 

Mahecha es un paradigma de dignidad y transparencia. Mahecha no fue un soñador ni un conspirador. Mahecha es un pensamiento de nación.

 

Y ahí comienza su verdadera historia.

 

Mahecha es, en esencia, la esencia del trabajo

 

Breve memoria del río Magdalena

 

Por intención pedagógica y ética política, me determinaron reescribir la vida y la obra de Raúl Eduardo Mahecha Caycedo, su presencia destacada en el río Magdalena de los años veinte del pasado siglo y el nacimiento de la Unión Sindical Obrera, USO.

 

La vida de Raúl Eduardo Mahecha es impensable sin la cultura del río a través de sus vasos comunicantes.

 

El río se nombra en la parte alta, desde su nacimiento, río Guacahayo o río de Las Tumbas, así conocido en el Alto Magdalena desde su nacimiento. Yuma, en el Magdalena Medio de los indios yariguíes. Bajo Magdalena, en su viaje final por los brazos de Mompox y Loba hacia Barranquilla, Bocas de Ceniza o el Canal de La Piña, Santa Marta y Cartagena de Indias, comunicada por el Canal del Dique, construida en la colonia para la comunicación del interior montañero con el mar caribe.

 

En su largo recorrido de mil doscientos kilómetros hasta Bocas de Ceniza, en Barranquilla, recoge ríos y quebradas, configurando en sus riberas diversas culturas, variadas agriculturas, y flora y fauna, en una selva prodigiosa en las dos riberas. Estamos frente a un espectáculo de belleza natural, el Estrecho, en el Huila, el Salto de Honda y Angostura y tantos meandros rodeados de selvas en sus riberas, hasta cuando llegó la Troco y con ella los hacendados, los ganaderos y los colonos.

 

Indígenas, conquistadores, virreyes, oidores, soldados de a pie y de a caballo, científicos viajeros naturalistas, mineros que desde Puerto Berrío se internaban en las minas de oro y plata en Antioquia, comerciantes de mercancías traídas de Europa, misioneros y prestidigitadores, marineros , capitanes de barco y bodegueros, maquinistas y obreros del ferrocarril que construía de Medellín a Puerto Berrío el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, obreros de los enclaves colonialistas y empresarios de los mismos, desde el río generaron una sustantiva parte de la memoria histórica de la nación.

 

Desde Bocas de Ceniza se internó el primer navegante por el río Magdalena, el capitán lusitano Jerónimo de Melo. El licenciado don Gonzalo Jiménez de Quesada avanza con sus capitanes y soldados río arriba hacia La Tora (hoy Barrancabermeja), y desde allí regresa al sitio de Angostura para internarse por un brazo del río Opón entre abigarradas selvas, que habrían de conducirlo a la Sabana de Bogotá, en busca de El Dorado.

 

Sin la presencia del sabio Mutis sería impensable la figura de Antonio Nariño en la Independencia. Nariño no es un precursor, es la misma independencia. Su proyecto de un estado central confirma que Colombia es un país de regiones.

 

Tras la heroica figura del pensador y militar Antonio Nariño, surge la figura del genio, procedente de Caracas, el Libertador Simón Bolívar. Las gentes cultas de Mompox, Santa Marta y Cartagena conocían de su genio.

 

En 1801, el joven alemán Alejandro de Humboldt, en una travesía de dos meses y medio, viajó desde el Canal del Dique hacia el Magdalena, río arriba con destino al puerto de Honda. Toma apuntes de observación de viaje y realiza un mapa detallado del río Magdalena. Sus trabajos fueron de tal impacto en la figura de Bolívar, quien no ocultó en sus escritos su admiración por el científico alemán.

 

Y ahí comienza la historia de Raúl Eduardo Mahecha Caycedo. Asume la presidencia de la república de Colombia José Domingo Caycedo Sanz de Santamaría, terrateniente tolimense, heredero de la colonia, ascendiente familiar de Raúl Eduardo Mahecha Caycedo, no por los Mahecha sino por los Caycedo.

 

 

En 1823 se le concedió a Juan Bernardo Elbers el privilegio exclusivo para establecer una flota de buques a vapor por el río Magdalena. Y aquí se inicia la historia de la naciente navegación en barcos a vapor, poblada de mezquindades y fracasos que oscilaban entre la política doméstica y la competencia por el mercado entre las fábricas de astilleros de Londres y Nueva York.

 

En su primer gobierno, don Tomás Cipriano de Mosquera (1844), en su afán por sacar el país de la aldea, estimula la construcción de caminos, ferrocarriles y empresas fluviales. Surgen nuevas empresas navieras como la del antioqueño Francisco Montoya y el samario Joaquín de Mier.

 

Tomás Cipriano de Mosquera, conocedor de los trabajos científicos del ingeniero militar Agustín Codazzi en Venezuela y su diseño de la cartografía del país, le ofrece venir a realizar la cartografía de Colombia. Surge de ese ofrecimiento el gran proyecto de la Comisión Corográfica, como una prolongación en el tiempo de la Expedición Botánica del sabio Mutis. Es una empresa científica de nueve viajes durante nueve años (1851-1859) recorriendo a pie, a caballo y en mula, en champanes y barcos con su grupo de pintores e investigadores científicos, todo el país. Al infatigable Agustín Codazzi, hijo de la religiosidad de Liborno, un pueblo del sur de Italia, soldado de Napoleón, viajero vagabundo por las tabernas en Constantinopla, corsario del mar Caribe al lado del francés Luis Aury,

 

Pero con las guerras civiles, más domésticas que civiles, los vientos de progreso habrían de convertirse en vientos huracanados. Era la época de las fabulosas exportaciones de tabaco y el incremento de los viajeros al interior del país. El inusitado auge de la producción y exportación de tabaco procedente de las sabanas de Bolívar, la plaza de Ambalema y los fértiles valles de Mariquita, requería para su transporte hacia los puertos marítimos reactivar las empresas navieras. Los esfuerzos empresariales navieros dependían de las exportaciones de tabaco y posteriormente de la quina y el café, pero también de la importación de mercancías y del flujo de viajeros.

 

Del mismo modo, su suerte también depende de los actores de la guerra. Los gobiernos de uno y otro bando obligaban a los empresarios a “prestarle servicios a la patria” y, por su parte, sus adversarios no escatimaban esfuerzos para capturar los barcos comerciales y convertirlos también en cañoneras de guerra.

 

Haría posterior presencia, como un anuncio de los cambios estructurales del país, el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, constructor a pie ya caballo del Ferrocarril de Antioquia, de Medellín a Puerto Berrío, ruta hacia el Magdalena, con todos los argumentos de una gran novela . El río, siempre el río. Y con el ferrocarril, el río y la constitución de la empresa de navegación del Alto Magdalena, con centro operativo en Neiva. Y río abajo iría construyendo el país en su imaginación. El barco Emilia Durán construido por él habría de serle muy familiar a Raúl Eduardo Mahecha en sus viajes por el río, así como el Santander, el David Arango, los ocho barcos de la Troco y tantos otros.

 

El río y el ferrocarril de Bolívar asumen funciones paralelas. El río Magdalena es la vía por excelencia para la comunicación de la Colombia del interior con el mar Caribe. Por su posición estratégica militar, Cartagena de Indias se convirtió en el primer puerto comercial de Colombia en el mar Caribe. Durante el siglo XIX se mantiene al vaivén del tráfico por el Canal del Dique. Santa Marta mantiene mejores condiciones por Pueblo Viejo, hoy Ciénaga. Pero Barranquilla se consolida a finales del siglo XIX como el puerto fluvial y marítimo del Atlántico, con una élite empresarial de alemanes, franceses, italianos y posteriormente sirio-libaneses. Con los trabajos del ferrocarril de Sabanilla a Barranquilla crece la actividad comercial.El ferrocarril une al mar con el río, dinamiza las importaciones y exportaciones de mercancías por Bocas de Ceniza.

 

Y continuamos con las vibraciones del río Magdalena, en 1922:

 

Ratificado el tratado con Estados Unidos, Mahecha se traslada a Barrancabermeja y en la Calle de la Campana instala su oficina, se incuba la que habría de ser la Unión Obrera, posteriormente Sociedad Unión Obrera y, hoy, la Unión Sindical Obrera (USO), agitando sus ideas antiimperialistas entre los trabajadores y habitantes de la ciudad en su periódico Vanguardia Obrera , impreso en su propia imprenta y en la muy elaborada imprenta montada años atrás para la publicación del bisemanario El Luchador , dirigido por su compañero farmaceuta Escolástico Álvarez Vidal, de la Sociedad Luchadores, integrada por intelectuales como el abogado Benedicto Uribe, quien ejerce presencia en Barrancabermeja ya como conferencista, ya como defensor de los colonos en su lucha por la tierra.

Años atrás, cuando hacía sindicalismo mutualista con los obreros católicos en Cartagena de Indias y Calamar, se integró a los recolectores de café del Quindío y allí recibió en plenas plantaciones una paliza por la mano de los recolectores que lo tildaban de comunista, en tan arraigada tribuna de púlpito católico.

Culminada la Guerra de los Mil Días, en medio de un país desolado y fúnebre, derrotado por partidos en la batalla de Palonegro y alrededores, hoy aeropuerto de Bucaramanga, asume el poder el intrépido general conservador Rafael Reyes, victorioso de la guerra de 1895 , en Enciso, Santander, quien concluye en 1909 su poder, con la legitimación por parte de Colombia de la separación de Panamá. Vendría el tratado de 1914 a ratificarlo y luego la firma de la indemnización de Panamá por veinticinco millones de dólares a cambio de las negociaciones con la Andian National Corporation para la construcción del oleoducto Cartagena-Barrancabermeja.

 

El reverso de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), lo constituye la creación de las empresas aéreas KLM, en Holanda, y en Colombia la SCADTA, creada por una sociedad de cinco colombianos y tres alemanes, en junio de 1919, constituyéndose en las dos primeras empresas de aviacion comercial creadas en el planeta tierra. Por la difícil geografía y la distancia entre los puertos del Caribe, el río y Bogotá, el tema era recurrente en los clubes sociales de la floreciente Barranquilla. Los barcos a vapor, los ferrocarriles y los hidroaviones Yunkers dinamizan la nueva mentalidad de progreso a través del río Magdalena.

 

En 1915, el ingeniero alemán Hugo Junkers presenta el primer avión construido totalmente con metales, porque todos se hacían de madera. Los concibió con destino a la Primera Guerra Mundial y terminaron convirtiéndose en los primeros aviones comerciales que llegaron a Colombia.

 

En 1922 viene como mecánico el alemán Herbert Boy, quien habría de convertirse en uno de los pioneros de la aviación comercial en Colombia, cuando ingresaron al país los primeros dos aviones Junkers F-13. En ese año se hizo una revista aérea de presentación de las naves, en Barranquilla. Herbert Boy había cedido su puesto de copiloto al presidente de la compañía Ernesto Cortissoz. Luego de algunas maniobras, el avión se vino en barrena produciendo el accidente fatal que inaugura la aviación en Colombia, con la trágica muerte de los empresarios alemanes von Roseneck, Meyer y Troost, el mecánico Fischer, el piloto Von Krohn y el gerente Ernesto Cortissoz .

 

Una nueva reflexión con respecto a la modernidad de los años veinte en Colombia: los barcos a vapor, la aviación comercial, y el pensamiento de apertura al mundo de Mahecha y Rivera, están conectados con Europa y Nueva York. Las memorias de Herbert Boy, Una historia con alas, es un fascinante relato que nos revela cómo los inicios del transporte intermodal se dan en el río Magdalena, en sus riberas y sobre sus cielos grises, con los barcos a vapor, los ferrocarriles y los hidroaviones.

 

El breve recorrido introductorio de la memoria del río, nos acerca a los escenarios de la guerra, el comercio, la cultura de los viajeros y la mentalidad que ha generado desde su descubrimiento para la cultura occidental nuestro río Magdalena.

 

La mentalidad moderna de Mahecha se nutre de todas esas experiencias surgidas en los años veinte, su cercanía desde la infancia a la cultura del río, la hacienda conservadora, la estructura vertical del trabajo y la conciencia servil de trabajadores y colonos modelada en la relación entre el amo y el esclavo. De igual manera, el adolescente conoce en el escenario mismo de la Guerra de los Mil Días la organización militar de las haciendas, la exigencia a la peonada de tomar las armas en tiempos de guerra y la táctica de guerra de guerrillas que conservadores y liberales practicaban en el Tolima Grande.Valga recordar las guerrillas conservadoras de los Perdomo y los Leyva en Purificación y las de la hacienda El Palmar (allí nació Mahecha), la Cucuána y el Saldaña, en el Guamo, organizadas por su tío abuelo José Ignacio Caycedo. Desde el lado liberal, las guerrillas del Negro Marín y la del legendario guerrillero Tulio Barón, quien desde su hacienda Colombia, hostigaba con vehemencia al gobierno conservador de Ibagué. Su última escaramuza militar en un intento atrevido por la toma de Ibagué, podría ser el guion de una maravillosa película, cuando muere en combate cuerpo a cuerpo en macabra escena del ir y venir de las balas y el machete bajo la ciudad incendiada. Esos escenarios de guerra no le fueron desconocidos a Mahecha en plena adolescencia.cuando muere en cuerpo combate a cuerpo en macabra escena del ir y venir de las balas y el machete bajo la ciudad incendiada. Esos escenarios de guerra no le fueron desconocidos a Mahecha en plena adolescencia. cuando muere en cuerpo combate a cuerpo en macabra escena del ir y venir de las balas y el machete bajo la ciudad incendiada. Esos escenarios de guerra no le fueron desconocidos a Mahecha en plena adolescencia.

 

Experiencia similar, pero desde Neiva y el río, experimentaría el adolescente José Eustasio Rivera. Comprender la pusilanimidad de los gobiernos de la hegemonía conservadora, siendo ellos de origen conservador, y la postura abyecta de liberales prominentes como Gustavo Adolfo Urueta, Esteban Jaramillo y el ministro Diógenes A. Reyes, significaron para Raúl Eduardo Mahecha Caycedo y José Eustasio Rivera Salas su real distanciamiento político de los partidos tradicionales, para pensar y hacer país con cabeza propia.

 

Dos vidas paralelas y una sola visión de la modernidad en Colombia.

 

Concluido el trabajo alrededor de la vida y la obra de Raúl Eduardo Mahecha, tan sólo me queda hacer honor al fecundo nacimiento de la USO, la responsabilidad de sus conductores a lo largo de la historia petrolera y el sensible homenaje a aquellos héroes del trabajo que tantas enseñanzas nos han aportado, en torno a la dignidad de la nación.

 

Filósofo, Universidad Nacional de Colombia. Escritor, editor

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