La pobreza es unos de los temas sociales que más pasiones políticas y fibras sociales toca. En el primer caso, incluso es usada con oportunismo en la búsqueda de objetivo electoreros. Del otro lado, despierta el interés de los sectores sociales y enciende polémicas en la opinión pública. Y, en definitiva, es un tema de importancia vital, por cuanto hace referencia, en el caso más extremo, a la supervivencia material y viabilidad de la sociedad misma.
De esto se desprende la importancia que tiene saber acerca de ella, así como analizar los resultados que en esta materia tenemos como país y al interior de las regiones y territorios que lo conforman. Algunas veces el desempeño que como sociedad tenemos en esta área proviene de deudas históricas que no han sido eficazmente atendidas. Pero también tiene que ver con la capacidad productiva de la sociedad e, incluso, con las características propias de las personas y su actitud de vida.
Si la pobreza como tema y concepto crea polémicas, aún más lo es su medición. Esta última puede clasificarse en mediciones estructurales –entre las que están las necesidades básicas insatisfechas (NBI) y el índice de pobreza multidimensional (IPM)– que tratan de captar las carencias que se tienen en una serie de áreas, que ayudan a definir quién se puede considerar como pobre. De esta manera, la pobreza es definida desde el punto de vista de las carencias en salud, educación, vivienda, acceso a servicios públicos, entre otros. De otro lado, hay mediciones que dependen del momento en que se capturan los datos para la medición –según líneas de pobreza e indigencia (LP y LI, respectivamente)– que por tanto pueden ser llamados métodos coyunturales, dado que, en un hipotético caso, podría considerarse pobre a una persona que está pasando una mala racha laboral, al quedar sin trabajo por uno o más años.
Este corto escrito se centrará en las mediciones de pobreza coyuntural de la Costa Caribe de Colombia, por dos razones a saber. La primera es puramente práctica, la cortedad del espacio. La segunda es que, a pesar de la tendencia a utilizar menos este tipo de mediciones, ya que ha sido objeto de diferentes críticas, de todas maneras ofrece una radiografía más certera del momento que vive la actividad económica de una sociedad y también de la capacidad que por sí misma tiene de producir ingresos. Por lo contrario, muchas áreas de la vida de las personas, como salud, educación y vivienda, pueden recibir subsidios del Estado. De cierta forma, lo que estaríamos viendo sería la capacidad de la sociedad por proveer asistencia social a algunos de sus miembros.
Pondremos la atención en los años 1997 y 2019, ya que fueron los que antecedieron a dos grandes crisis de orden nacional e internacional. La del sistema financiero de finales de siglo XX, que ocasionó una caída del 4.2 % del producto interno bruto (PIB), y la de la pandemia del covid-19, que produjo una baja del 6.8 %. Al tomar estos dos años, 1997 y 2019, se evita la distorsión que se origina en los efectos de estas crisis sobre el tamaño de la economía y su crecimiento.
Entrado en materia, para el caso de la Costa Caribe, dos de sus departamentos han aparecido históricamente dentro de los más pobres del país, situación que persiste hasta nuestros días. Según información proveniente del Departamento Nacional de Planeación (DNP), en el año 1997 la pobreza medida por ingresos monetarios afectaba a un poco más de la mitad de Colombia, 50.3 %. En este panorama, seis departamentos del Caribe continental estaban por encima del indicador nacional y sólo uno por debajo, el Atlántico, 2.7 puntos menos que la tasa nacional. Esto puede observarse en el gráfico que sigue a continuación de este párrafo.
Gráfica 1. Tasa de incidencia de pobreza en la Costa Caribe y Colombia, 1997. Fuente: cálculos del autor con base en datos del DNP.
Para 1997 la tasa de pobreza promedio en el Caribe era de 60 %, diez puntos por encima de la del país. No es halagüeño que seis de las unidades político-administrativas de una región sean, como media, más pobres que el país, y que la única menos pobre en realidad no marcara mucha diferencia a su favor. Para ese año, departamentos como Meta, Valle y Santander tuvieron indicadores que se movieron entre el 38 % y 44 %, los más bajos en Colombia. Con la crisis de 1999, la media de la pobreza en el Caribe se incrementó a 63 %, aunque un departamento como Atlántico tuvo un incremento de su tasa de 41 %. Por el contrario, La Guajira y Córdoba la disminuyeron en porcentajes bajos. De tal forma, al menos hasta el año 2000, la Costa Caribe presentaba desempeños deficientes en su lucha contra la pobreza, caracterizada por una incapacidad por superarla por sí misma. De hecho, entre 1997 y 2000 sus departamentos eran, como mayoría, más pobres que el país.
En el año 2019, la pobreza en el país había bajado hasta 35.7 % y seis de los departamentos Caribe tenían valores por encima del indicador nacional. Es decir, mientras que el país mejoró de manera sustancial, el Caribe seguía rezagado respecto al total nacional. Esto puede verse en el gráfico que sigue.
Gráfica 2. Tasa de incidencia de pobreza en la Costa Caribe y Colombia, 2019. Fuente: cálculos del autor con base en datos del DNP.
Como se advierte, en 2019 la Región Caribe seguía siendo mayoritariamente más pobre que el resto del país. El promedio de la tasa de pobreza era de 49 %, catorce puntos por encima del país, 37 %. A pesar de lo afirmado, se debe destacar lo ocurrido con el Atlántico en este período de veinte años. Su indicador se ubicó en 27.3 %, logrando una reducción aproximadamente de veinte puntos porcentuales en algo más de veinte años. Considerando esto, si se excluye al Atlántico del cálculo del promedio de la tasa de pobreza, el dato arroja un valor de 53 %. En general, los departamentos costeños disminuyeron su pobreza en esos veinte años. La crisis de la pandemia hizo que parte de estas ganancias se disiparan, aumentando el promedio de la pobreza hasta 55 %, mientras que en el país la tasa se ubicó en 42 % en 2020.
Como cierre de este corto documento, se expresarán algunas ideas que invitan al debate y reflexión sobre lo desarrollado aquí. Los departamentos de la Costa Caribe mantienen un rezago en pobreza que hasta el momento ha tenido características de crónico, respecto al país. Es posible que esta situación sea compartida con regiones como la de la costa del Pacífico, ya que tiene características similares, aunque esto no ha sido objeto de este ensayo. Es necesario saber por qué la región no recoge los beneficios del crecimiento económico nacional, en la misma medida en que lo asimilan otras regiones o unidades político administrativas del país.
La superación más notoria de la pobreza en el Caribe ha corrido por cuenta del departamento de Atlántico. La explicación más probable de este hecho puede encontrarse en su recuperación económica de los últimos años, impulsada por toda la inversión pública y privada que ha recibido su capital, Barranquilla. De otro lado, al ser el departamento más pequeño y el menos fraccionado por factores naturales, probablemente los beneficios del crecimiento de su capital se extienden a los municipios circunvecinos. Otro aspecto que también contribuye es que es el departamento con mayor tasa de urbanización en el Caribe.
Hay casos similares a la dinámica vivida por Barranquilla, como lo son Cartagena y Montería, con importantes recursos de inversión pública y privada recibidos en los últimos años. Al menos pareciera que el descenso en los niveles de pobreza en los últimos años algo habrá tenido que ver con esto. Pero, por otro lado, es dramático el caso de La Guajira, el único con retroceso en la lucha contra la pobreza en estos veinte años. El retraso de La Guajira en mortalidad infantil, servicios públicos, salud y educación es vergonzoso y ofensivo a la moral pública. ¿Debería ser esto posible en un departamento que vivió tres bonanzas (legales e ilegales) desde 1970 hacia acá?
Gráfica 3. Variación de la tasa de pobreza, departamentos del Caribe, 1997-2019. Fuente: el autor con base en datos del DNP.
Respecto a la dirigencia política costeña, un documento del Observatorio del Caribe Colombiano hacía ver que esta se había contentado con ser la administradora a nivel local del sistema político nacional, sin aspiraciones de lograr cambios para la región.
En este sentido, se han contentado con el acceso personalizado a las esferas del poder, detentando los cargos principales de la gubernatura regional y beneficiándose del acceso a puestos nacionales de orden sectorial y parlamentario. En este sentido, la superación de la pobreza requiere de un mayor protagonismo y peso en las decisiones de política pública nacional, que inciden en una mayor y más eficiente asignación de recursos. El economista Adolfo Meisel ha esbozado ideas similares, afirmando que es necesario estar en las mesas de decisión nacional en condiciones de igualdad a los dirigentes de otras regiones.