El fortalecimiento de la democracia y la defensa de los DDHH un compromiso que une a las Américas.

Hay una guerra, a la que el nuevo gobierno no le apostó. Las relaciones de Colombia con los Estados Unidos han estado marcadas, históricamente, por su colaboración en la lucha contra el narcotráfico. Millones de dólares se han esfumado en una apuesta donde los perdedores han sido los campesinos y los indígenas. Glifosato envenenando los territorios y menguando la salud de los habitantes de las zonas cocaleras; los cultivadores judicializados y enfrentados a la fuerza pública, por la erradicación forzada.

El cambio de paradigma en la lucha contra las drogas es uno de los temas de la agenda que llevó el presidente Gustavo Petro en su visita a Washington, al despacho del presidente Joe Biden. Los mandatarios estuvieron de acuerdo en que la lucha contra el narcotráfico fue un fracaso. Quedó de manifiesto que la estrategia adoptada por el gobierno actual está enfocada especialmente en la interdicción, erradicación de cultivos ilícitos y la persecución contra grandes capos y estructuras criminales dedicadas a esta actividad.

Frente al tema de la Reforma Rural Integral, el presidente Biden manifestó la vinculación presupuestal de Estados Unidos, con la puesta en marcha del programa, que tiene dentro de sus objetivos consolidar un aparato productivo en el campo y la sustitución de los cultivos ilícitos.

Desde su llegada a la presidencia, el mandatario colombiano ha considerado fundamental, para el país, mantener unas buenas y fluidas relaciones con el gobierno de los Estados Unidos, su socio más importante.

El nombramiento de una persona con las calidades de Luis Gilberto Murillo, como embajador, ha permitido un diálogo constante con el gobierno de Biden, que fructificó en un encuentro que planteó interesantes posibilidades para Colombia. La visita deriva, como lo hace la diplomacia, para fortalecer los lazos de amistad y cooperacion. Pero el gobierno Biden, ve en el presidente Petro un aliado sensato y comprometido, no sólo con el cambio en el país, sino su persistencia en temas fundamentales para la vida del planeta. La defensa de la selva amazónica, la transición energética, el calentamiento global y el cambio de deuda por proyectos en beneficio del medio ambiente, componen la idea sobre la que Biden manifiesta su interés de llevarla al Fondo Monetario Internacional (FMI) para su análisis.

Sobre el tema de Venezuela, se dialogó sobre el en la construcción de un diálogo gobierno-oposición que permita el desarrollo de unas elecciones libres avance, un proceso que le dé al pueblo de Venezuela la posibilidad de retomar los caminos de la democracia. Una tarea que continúa con la convocatoria a una conferencia internacional en Bogotá, con la participación de veinte países, y con el objetivo de promover el diálogo entre los diferentes sectores en conflicto en Venezuela.

La conversación Biden-Petro, amena, abierta y sincera, le muestra al país que el camino del cambio es posible y que el fortalecimiento de la democracia y la defensa de los Derechos Humanos es un compromiso que une a las Américas. El presidente Biden abre un camino de integración que tiene un significado para Colombia, y, según sus palabras: “cuando Colombia y Estados Unidos están juntos, no hay nada que no podamos lograr”.

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“Cuando Colombia y Estados Unidos están juntos, no hay nada que no podamos lograr”. Joe Biden

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