“ Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles;
y otra para quien no les dice a tiempo la verdad .” José Martí
A sus 75 años, la Universidad Industrial de Santander (UIS) está faro en el firmamento de la profunda y compleja crisis del mundo actual para formular las preguntas asociadas a las necesidades de la sociedad, la región y el país. A ello responde el fortalecimiento de la potencialidad endógena de desarrollo regional y la activación de la autonomía, seguridad energética y soberanía alimentaria, para explorar el ignoto universo de las partículas subatómicas, las máquinas moleculares, las estructuras bioquímicas de la vida, fluidos gobernados por la luna, la lógica gravitatoria de los sólidos; realidades materiales que buscan ser representadas para aprender, explicar y enseñar.
Las representaciones del mundo, en ecuaciones, modelos matemáticos y discursos o relatos poéticos, cuentos y pictogramas, himnos, canciones y danzas, arqueología de un proyecto cultural de casi un siglo de sueños que florecieron y otros que se marchitaron, historias y relatos que hacen perenne el heroísmo y valor libertario de los santandereanos que ha seducido a colombianos y extranjeros, a llenar el campus de contenido pluricultural en el siglo XXI. Estos expresan en el proyecto pedagógico centrado en la interacción creativa de sociedades anteriores y de ahora con la naturaleza, para rescatar las singularidades que imprimen en lugares y territorios rasgos culturales como patrimonio histórico donde se afinca el paso siguiente del proyecto cultural.
En este sentido, la universidad, como proyecto cultural de la modernidad, es una historia atravesada por rupturas científicas culturales y socioeconómicas, inestabilidad y equilibrios dinámicos entre Occidente, Oriente o América afro, culturas que han coexistido entre persistentes y dialécticas tensiones, hasta configurar una cartografía global multicéntrica de entramados de poder Norte-Sur/ Sur-Sur y vientos de guerra nuclear. En efecto, en la última mitad del siglo XX, el sinuoso camino de la posguerra asignó un lugar a las economías nacionales periféricas y, en particular, a la universidad como parte de esa sociedad, y un papel en la implantación del modelo de desarrollo.De allí se derivó un proceso de homogenización compulsiva de la norma técnica de producción y consumo (el modelo), que, centrando la formación “universitaria” del trabajo “cualificado” de la industrialización posguerra, para el caso de Santander, acompañó la configuración del sistema urbano regional que hoy ocupa el corredor andino Sur-Norte Barranquilla-Bucaramanga-Bogotá y transversal (Este-Oeste) Cúcuta-Pamplona-Bucaramanga-Barrancabermeja-Medellín.
En este contexto, la universidad asumió el formidable desafío de conocer y representar la transición al siglo XXI y el complejo entramado de “lo objetivo” físico natural cambiante, y la subjetividad relativa de la conciencia social, como rasgo estructurante de la crisis actual y su centralidad cultural. Entre las diversas lecturas (teorías), ilustrativa es la analogía con la mecánica de fluidos (sólidos y gases) de Zygmunt Bauman (1999) para caracterizar esta como una modernidad liquida y una sociedad difusa (?), o tal vez, a la manera de Marshall Berman (1982), que lee la crisis desde el siglo XX utilizando la metáfora de la caída gravitacional de los sólidos (“todo sólido se desvanece en aire”).
En estas siete décadas, la UIS ha contribuido a la no fácil inserción en la comunidad global del conocimiento a través de redes regionales y nacionales de desarrollo tecnológico institucional y empresarial, lo que no encubre los “agujeros negros” por donde se invisibiliza el talento, dado el asedio las corrientes de narcoparamilitarismo y la cleptocracia de élites políticas, que dejan tachones en la narrativa cultural universitaria, que nos reta a construir una ciudadanía activa y liderazgos fundados en el conocimiento del territorio y su articulación con el universo.
Los territorios de la paz y el conocimiento
El estudio de ecología de los territorios (conservación y usos sostenibles de biodiversidad y servicios ecosistémicos) lleva al reconocimiento de la Frontera Ecológica de Posibilidades de Producción que va desde el valle del Magdalena, Pamplona, Zulia, Catatumbo y las cuencas del Lebrija, Chicamocha- Sogamoso, Suárez, que nacen en la cordillera andina y sus páramos de Guantiva, Almorzadero, Santurbán y Tamá, paisajes que configuran la ecorregión nororiental. Desde allí, la universidad enfoca su faro de áreas estratégicas de investigación interdisciplinaria, para apuntalar la transición cultural del momento que precede a una transición energética, para una gestión del conocimiento de cara a los desafíos de innovación en consonancia con el proyecto nacional de país pluri -diverso.
En este contexto, la UIS, como sujeto histórico coprotagonista de la conflictiva construcción sociohistórica de la región santandereana, no ha sido ajeno a los conflictos sociales y políticos en los encuentros de reflexión, debate y la formación (en el campus y la calle) de una ciudadania activa universitaria. Por ello, tiene las marcas de sangre de los caídos en combates callejeros de luchas, de cada vez que la sociedad necesitó a sus heroicos muchachos: desde la insurrección comunera, las luchas obreras petroleras de Barrancabermeja, los movimientos cívicos urbanos, movimientos campesinos; En el campus universitario de hoy, se expresan 75 años de prácticas, unas veces violentas y otras pacifistas, tejido de sueños de justicia y libertad que abonan y riegan nuevas semillas de esperanza.el movimiento ambientalista, los movimientos de mujeres y la lucha político-armada por la soberanía nacional. Una generación reciente que, como la mata de plátano, asegura su existencia intergeneracional con nuevos brotes. Basta leer libros de piedra y papel para recordar que somos también aliento de los amaneceres y atardeceres.
Es este el corazón de la gestión del conocimiento de las necesidades de cada tiempo, con éxitos, con vacíos, yerros y deudas, las cuales hacen parte del constante relanzamiento misional al cumplir setenta y cinco años. En este trayecto, desde la década de los años sesenta, el “campus” ha sido una dura disputa de proyectos políticos libertarios protagonizados por generaciones de jóvenes que desafiaron el statu quoy el establecimiento, donde germinó la sentencia del Libertador Simón Bolívar, en el sentido de que “hay un paso de la academia a la política y de la política a la guerra”, convirtiendo este en un territorio fértil, erial de utopías, mundos ignotos e inconclusos, que desafiaron con las armas dictaduras y optaron por enfrentar las élites colombianas, que, adosadas al imperio norteamericano, construyeron sobre sangre de sus hijos la alfombra de entrada. que ofrendaron vidas al proyecto libertario de sociedad sin opresión extranjera dado origen al ELN, germinado en las aulas de la universidad y proyectado en paredes y montañas de Colombia y variados “combos”, juveniles organizaciones apuntando al mismo sueño, desde la gallera, la plazoleta “Che”, los auditorios, los teatros, los senderos, con sus gritos de “UIS no es uno,somos todos los que estamos en la lucha” animaron a la gente en raudales, ríos de gente esperanzada en ellos, estallidos, destellos que alumbraron cadáveres de mártires caídos, oliendo a pólvora. Esta es una página reeditada para la generación de hoy y de mañana.
De otra parte, leer la transición al siglo XXI es necesario para formular preguntas pertinentes en ciencias naturales, físico-mecánicas, físico-químicas y sociales que abran desafíos científicos para nuevos y audaces liderazgos con capacidad de sacar a la región del ostracismo y mediocridad de la clase política. El faro interdisciplinario de la universidad ha de producir conocimiento adaptativo al cambio climático, energético y cultural, que debe resituarnos en la nueva geografía de nuevas centralidades del sistema económico, que circula por las redes de la inteligencia artificial (IA) y ordenadores cuánticos, que aminoran la incertidumbre del complejo y cambiante escenario que nos toca vivir.
Basta leer libros de piedra y papel para recordar que
somos también aliento de los amaneceres y atardeceres.
Es el relato identitario del proyecto universitario de diálogo cultural en encuentros comunitarios sinérgicos, que podrían compartir una adaptación exitosa a la cambiante disponibilidad de servicios ecosistémicos, bienes y recursos naturales, base material del bienestar material de toda sociedad. También la base de una ininterrumpida y cíclica transición energética que desde las comunidades de cazadores plantadores prehispánicas, que, desde la matriz energética basada en biomasa, nos lleva hoy a la diversa matriz energética de soberanía alimentaria, para volver a tomar chocolate, café, agua panela, pescado, plátano, frijol y arepa en cada territorio de la región santandereana.
A este escenario, la universidad ha orientado su misión: al estudio y observación de los complejos procesos de transformación del paisaje. En ellos trabajan alrededor de los cien grupos de investigación y los programas académicos y de extensión, hasta su presencia física en las capitales de provincia con el nuevo Instituto de Proyección Regional y Educación a Distancia (IPRED). En este sentido, las contribuciones al desarrollo pueden leerse también como acompañamiento solidario a esfuerzos empresariales y organizacionales, que matizan los rasgos identitarios de la comunidad universitaria, que hacen de la UIS, en sus 75 años, la realización de un proyecto de los santandereanos.
Al respecto, enfrenta el reto de los “territorios del conocimiento y la innovación”, desde las sedes provinciales, el campus principal, hasta el Parque Tecnológico de Guatiguará (PTG), como reto para activas potencialidades que el mundo ve germinar como una de las más ambiciosas y fecundas apuestas de Investigación y Desarrollo (I&D); desde el PTG, espacio de desenvolvimiento de las Áreas estratégicas de conocimiento (biotecnología y agroindustria; ciencia de materiales; tecnologías de la información y las comunicaciones; recursos energéticos).
Construyendo y deconstruyendo, la solidaridad ha demostrado logros y pendientes grupos con los campesinos, los agro-microempresarios, los industriales, los informales, pero sembró los Centros de Desarrollo Tecnológico (CDT) apoyaron en los casi cien de investigación, hasta mostrar una cosecha de 17 tecnologías, con 37 solicitudes de patente; 10 Patentes concedidas por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC); más de 30 tecnologías, para las cuales se evalúa el inicio de trámites de patente y licencias de uso comercial de trampas para Chagas y Software y guías para proceso electoral año 2014, y alianzas internacionales (Universidad de Oxford); en aleta
En casi un siglo de vida intensa no ha estado exenta de las indicaciones del conflicto armado interno; de hecho, comprometió a los líderes estudiantiles en la organización político-armada del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 1964, y germen de insurrección y resistencia social en períodos críticos de advenimientos de dictaduras y limitación de las libertades ciudadanas. Así, la UIS ha sido portaestandarte y vanguardia de los proyectos democráticos, en el cruce de las fronteras culturales y proyectos políticos regionales en pugna.
Así traspasó las montañas para acompañar en las zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) de los Llanos Orientales, la difícil tarea de implementación de los acuerdos de paz con la organización política armada FARC-EP y las cátedras de Paz y de derechos humanos, que se dice es espacio de participación de la comunidad unitaria en la reflexión y debate sobre este proceso histórico de la historia colombiana. En este proceso, también la UIS hace parte del esfuerzo fecundo de escribir la memoria del conflicto armado y situar las victimas en el centro de la narrativa sociopolítica y cultural de la historia nacional.
Elementos de proyección regional
Estos se refieren a la reinserción de la universidad en las seccionales con un enfoque de desarrollo urbano sostenible regional en Málaga (Núcleo provincial de García Rovira); Socorro (Núcleo provincial Comunero); Barbosa (Núcleo provincial de Vélez); Barrancabermeja (Subregión Magdalena Medio); Ciudad Región (Área Metropolitana Bucaramanga y provincia de Soto); Núcleo provincial Guanentá y Soto Norte.
Seguramente esta será una nueva fase para reincorporar la diversidad ecológica y cultural del sistema montañoso y valles interandinos, para construir escenarios de transición energética y agro-energética en el sector petroquímico, en el triángulo regional Arauca-Barrancabermeja-Tibú; el sistema de producción territorial agroindustrial de oleaginosas, avícola y caña panelera desde los valles interandinos; el sistema agro-ecorregional de producción de alimentos de García Rovira, Soto Norte-Pamplona y Provincia de Vélez; el corredor andino agro-ecoturístico y cafetero Guanentá-Comuneros de producción (miel de abejas); Sistema hidráulico cultural Magdalena Medio y Lebrija; cacaotero agroforestal de montaña en Landázuri, San Vicente, Carmen de Chucurí, Rionegro.