Hacia una movilidad urbana más sostenible y eficiente en el Área Metropolitana de Bucaramanga
La movilidad urbana es algo que nos impacta y nos importa a todos como ciudadanos. En cada desplazamiento que realizamos desde nuestros hogares al trabajo, a la universidad o por recreación, nos convierte en actores activos del sistema de movilidad de la ciudad, independientemente de si utilizamos carro, moto, bicicleta o transporte público como medio de transporte. Estos desplazamientos o viajes pueden tener repercusiones negativas en las personas y su entorno, ya sea por los siniestros viales que ocurren, afectación en la calidad de vida por los “trancones” aumentando el estrés y mayores tiempos de viaje, o porque se generan emisiones que afectan la calidad del aire y que aceleran el cambio climático.
Por décadas se ha pensado que la solución a los problemas de movilidad solo se da a través de la construcción de nuevas vías, ampliando las existentes o construyendo más infraestructura a desnivel con puentes o pasos deprimidos. No obstante, esta visión no es sostenible a largo plazo y sus repercusiones son bastantes negativas puesto que más infraestructura trae consigo más congestión por el tránsito que estas inducen. Por lo tanto, el modelo de movilidad que debemos promover debe estar orientado hacia la sostenibilidad, seguridad vial e inclusión social, con infraestructura más eficiente y resiliente.
La visión de movilidad urbana más humana, que se centra en las personas, entendiendo sus necesidades motrices, nuestro deber social con los niños, adultos mayores, nuestro entorno y el medio ambiente, ha propuesto que las ciudades y sus infraestructuras se planifiquen siguiendo los principios de las “pirámide invertida”. La pirámide invertida consiste en ubicar en la cima a los actores viales vulnerables, seguido por el transporte público y en último lugar el vehículo particular; es decir, invertir el paradigma tradicional de que quienes tienen prioridad son los vehículos particulares sobre los demás modos de transporte.
Gráfica 1: Fuente: Institute for Transportation and Development Policy (ITDP).
Con el fin de tratar de mejorar la movilidad en las principales ciudades, en Colombia se han promovido dos tipos de estrategias que se han venido implementado por años, que, si bien pueden funcionar por un tiempo, tienen sus limitaciones y repercusiones a largo plazo. La primera gran estrategia son los sistemas Bus Rapid Transit o BRT por sus siglas en inglés, caso TransMilenio en Bogotá y Metrolinea en Bucaramanga; y la segunda son los famosos “Pico y Placa”.
Los sistemas BRT son aquellos que ofrecen grandes prestaciones en términos de pasajeros transportados y velocidad de circulación. Esto se da gracias a que cuentan con carriles exclusivos, estaciones y portales en vez de paraderos y buses con capacidad entre 80 y 260 pasajeros. En términos de eficiencia, estos sistemas pueden llegar a ser casi tan buenos como un Metro, pero con una inversión mucho menor. No obstante, la mayoría de los sistemas BRT en el país están con serios problemas financieros ya que están movilizando menos pasajeros de lo esperado. En el caso del Metrolinea, este sistema también ha tenido desaciertos graves desde su concepción, destacando las siguientes:
- No se incluyó el norte de la ciudad en la primera fase del proyecto.
- Atrasos en la ejecución de la infraestructura prevista.
- Los portales se construyeron varios años después de la entrada en operación del sistema.
- Baja cobertura espacial de las rutas alimentadoras.
- Baja frecuencia en el paso de los buses.
A partir de lo anterior, la demanda del sistema siempre ha sido baja, generando problemas financieros debido a que los costos de operación son ampliamente superiores a los ingresos que percibe el sistema. Adicionalmente, la informalidad y el uso de la moto se ha fortalecido, encontrando la ciudadanía en ellas una mejor opción de trasportarse, más económica y eficiente.
En cuanto al Pico y Placa, este tipo de medida de gestión del tránsito vehicular solo funciona bien en el corto plazo (por unos meses). Cuando esta medida es permanente, con el paso de los años se ha demostrado que no resuelve la congestión y si fomenta la compra de otro carro y muchos prefieren pasarse a la moto porque ésta no tiene restricciones de circulación. Sin embargo, a estas alturas pensar en eliminar el Pico y Placa en el Área Metropolitana de Bucaramanga tampoco es una opción porque el parque automotor existente colapsaría la malla vial de la ciudad, es decir, estamos en un círculo vicioso con una medida que ya no funciona, pero eliminarla resultaría en un problema peor.
Ahora bien, en aras de encontrar soluciones a los problemas de movilidad que atañen a nuestra región, es importante tener presente de que existe un amplio paquete de posibles soluciones bajo el nuevo enfoque de movilidad sostenible y eficiente las cuales podrían impulsarse en el área Metropolitana de Bucaramanga. Algunas de estas posibles soluciones son:
1. Protección de los actores viales vulnerables
- Reducir los límites de velocidad a 50 km/h en las vías principales de la ciudad.
- Adecuar más peatonales a nivel regulados con semáforo en lugar de los puentes peatonales que desestimulan al peatón a usarlos.
- Restringir la circulación vehicular en los sectores residenciales. Calzadas vehiculares a nivel de anden.
- Adecuar más ciclorrutas bien sea en calzada o en anden, segregadas y debidamente demarcadas.
- Impulsar campañas de cultura ciudadana a favor de los peatones y ciclistas y hacia el respeto de las señales de tránsito.
- Ofrecer cicloparqueaderos gratuitos en establecimientos privados y entidades públicas.
- Hacer mayores controles de la alcoholemia en horario nocturno en puntos críticos de siniestralidad vial.
Con estas medidas se podrán salvar decenas de vidas al año y se evitarían que cientos de personas sufran lesiones graves en siniestro viales.
2. Eliminación de las desigualdades sociales
- Vados peatonales en las intersecciones reguladas con semáforos y en accesos a predios.
- Demarcar amplias cebras peatonales (mayores a 4 metros) en intersecciones semafóricas.
- Hacer campañas a favor del respeto hacia la mujer como usuaria del transporte público y de la bicicleta.
- Reforzar con buena iluminación las calles en horario nocturno.
- Ofrecer ayudas económicas para bajar el costo del pasaje del Metrolinea. Los estudiantes, adultos mayores y personas de escasos recursos deben tener beneficios en la tarifa.
- Excepción de pico y placa para personas en condición de discapacidad. Todos los parqueaderos deben tener cupos exclusivos para estas personas.
Al ofrecer una infraestructura más incluyente, las poblaciones vulnerables podrán moverse con mayor seguridad y no ser maltratadas por su condición.
3. Transporte masivo de calidad y amigable con el ambiente
- Adecuar carriles vehiculares con prioridad para los buses (Carriles bus).
- Terminar de construir toda la infraestructura que estaba prevista para el Sistema Integrado de Transporte Masivo del Área Metropolitana de Bucaramanga.
- Adquirir flota de buses eléctricos o que operen a gas.
- Realizar cambios de fondo en el sistema Metrolinea. Reestructurar a la empresa Metrolinea S.A. e invertir recursos en mejorar la cobertura y servicio del sistema.
- Adoptar tecnologías como “Mobility as a Service”, es decir, integrar la información de las rutas, estaciones, medios de pago, avisos en tiempo real etc.
- Renovar la red semafórica obsoleta de la ciudad por un sistema inteligente que optimice los ciclos semafóricos en función de la demanda.
Los sistemas de transporte público reducen considerablemente los siniestros viales, la congestión vehicular y las emisiones contaminantes, lo cual representa mejor calidad de vida para todos.
4. Planeación urbana sostenible y humana
Si desde la planeación urbana podemos reducir la necesidad de desplazarnos, podríamos reducir los kilómetros recorridos por cada uno y así reducir el riesgo y ocurrencia de siniestros viales, emisiones, congestión y todo tipo de externalidades negativas que genera el transporte urbano.
- Mezcla de usos del suelo. Si tenemos todo cerca a la casa (colegios, hospitales, centros comerciales etc.), evitamos tener que hacer desplazamientos largos.
- Mayor densidad en las edificaciones. A mayor densidad menor superficie urbana se requiere, los desplazamientos son más cortos.
- Infraestructura multimodal estratégica. Cualquier persona está en el derecho de poder elegir el medio de transporte que prefiera usar y contar con la adecuada infraestructura para ello.
- Andenes amplios, continuos y en buen estado. Todos los viajes en algún momento se realizan a pie, ya sea al inicio o al final. Si somos peatones, es comprensible que las vías deban tener buenos andenes para caminar de forma cómoda y segura.
En resumen, el paradigma tradicional de la movilidad ha evolucionado hacia un modelo más sostenible, seguro, incluyente y eficiente, en donde se prioriza a las personas y a los medios de transporte amigables con el medio ambiente. Las ciudades crecen a un ritmo más rápido que su infraestructura y los cambios en la forma de pensar y actuar deben darse continuamente, por lo que se debe trabajar mancomunadamente entre sector público, las empresas, los colectivos ciudadanos y la academia. Existen múltiples acciones orientadas a mejorar la movilidad, sin embargo, estas no son una receta de cocina que deban replicarse en todo lado sin adaptarse a las condiciones específicas de su entorno.